"No te enojes, no te preocupes, trabaja con entusiasmo, ama profundamente todo lo que te rodea y agradece al creador a diario todo lo que te da"

jueves, 15 de abril de 2010

XIIIIIMMX Pánico

Pánico.




Sólo un "ataque de histeria" para algunos.

Para aquellos que no alcanzan a comprender

el intrincado funcionamiento de la mente humana

y se automatizan en vidas rutinarias sin sentido.

Corriendo sin cesar tras el pan de cada día

que pobremente alimenta sus pequeñas existencias.


Decirlo es muy fácil para los que no entienden como es esto.

Aquellos que no entienden que hay mentes diferentes

que funcionan más allá de los parámetros

que limitan a la mayoríade las personas,

que se jactan de su preciada "normalidad",

mimetizándose entre sí, formando una sociedad,

tan manipulable que puede ser arreada como ganado

por cualquier demagogo o programa de televisión.


Los que no se percatan de los pequeños detalles

que hacen único cada momento,

absortos en pensamientos mundanos y corrientes.


Que no se dan cuenta que el "mundo" o la "vida"

a veces se siente distinta.

Hay algo, un no se qué, que hace esos días diferentes.


Los que nunca han sentido que el mundo a tu alrededor

se distorsiona a tal punto de volverse extraño e irreconocible

como si hubieses sido trasladado a alguna realidad paralela

que se vuelve inexplicablemente amenazante.


Cuando pierdes la conciencia de las horas y los dias, del dia y la noche.

Cuando el tiempo se vuelve algo extraño y ajeno a la propia existencia.

Cuando te atormentas por intentar recordar cosas a veces tan comunes

que te enteras porque te cuentan los demás.


Te atormentas por esas "lagunas mentales" que juegan con tu memoria,

llevándose recuerdos verdaderos y en muchos casos

reemplazándolos por recuerdos ficticios

sin que uno sea capaz de notar la diferencia.

"Fantasía y Realidad se recuerdan de igual forma"



Cuando de pronto te encuentras en un lugar

y no recuerdas como llegaste ahi

y la gente se te acerca y te produce temor

y quieres correr, correr a donde sea,

pero el cuerpo se petrifica y no responde.

Cuando vas por la calle y de pronto olvidas en dónde estás

y te desesperas por no saber hacia donde caminar.


Cuando te falta la respiración,

ese ahogo insoportable que te llena de impotencia,

te desesperas intentando meter algo de aire a tus pulmones y no puedes,

las piernas te flaquean, el cuerpo se estremece y no responde,

la vista se va nublando hasta que todo se ve negro

y no ves nada, sólo sientes tu cerebro colapsar

y terminas arrinconado entre un muro y el piso

con una presión insoportable en el pecho

pensando que te vas a morir

y te sientes desvanecer pero no te desmayas

y estas semiconciente y desesperado (algunas veces ya resignado)

esperando una muerte que nunca llega.



En esos momentos de desesperación,

las palabras no consuelan,

los abrazos y caricias no ayudan,

que te digan "cálmate" es sólo una puñalada

estás solo contra tu peor pesadilla

luchando, constantemente, a pesar de todo,

por recuperar el control .


Pero es una batalla que siempre ganas,

pase lo que pase.

Una mente superior es más fuerte

que cualquier fármaco, consejo o terapia.

Te esfuerzas al máximo

pelea tras pelea, batalla tras batalla,

luchando sólo contra tu peor enemigo,

contra tí mismo,

aunque jamás termine,

luchas con toda tu energía

y, al final,

en la guerra

siempre ganas.

viernes, 9 de abril de 2010

XIVMMX HUELLAS


Miro en el espejo

y veo las marcas que la vida me ha dejado

grabadas en el rostro y en mi cuerpo.

Son huellas que dan testimonio de que he vivido,

que el tiempo ha pasado y me recuerdan tantas cosas.


Miro las lineas en mi frente, fruto de amarguras y,

disgustos, preocupaciones y desengaños,

que prefiero no recordar más que lo que dolorosamente me han enseñado.


Veo y siento las cicatrices de oscuros recuerdos

de desafortunados accidentes que me enseñaron a ser cautelosa,

y lo frágil que es nuestra vida

Accidentes que dejan el fantasma del temor

tan difícil de superar a pesar del tiempo.



Veo mi cuerpo que ha cambiado

como resultado de una vida demasiado reposada.

Recuerdo con nostalgia las tardes de deportes,

la permanente actividad, la agilidad de antaño.

La velocidad al correr, la facilidad de saltar muy alto,

la fuerza para levantar lo que fuera.


Veo las líneas alrededor de mis ojos

y recuerdo lágrimas derramadas, con o sin razón.

Recuerdo también las largas caminatas bajo el inclemente sol,

El aguzar la vista para apreciar mejor la belleza que me rodeaba.

El sonreír con la mirada, con humor y con cariño.



Recuerdo también, junto con las lineas que rodean mis labios,

tantas sonrisas de afecto a tantas personas.

Risas de momentos felices, de grandes y pequeñas alegrías.


Recuerdo maravillarme con los detallitos cotidianos que solemos pasar de largo,

el milagro de cada cosa que nos rodea,

tan sencillo como las estrellas en la noche

o tan grandioso como como una flor que crece en un lecho de rocas.



Veo mis manos resecas por lavarlas tantas veces.

Por haber hecho tantas cosas.

Desde sanar a crear.

Una mezcla de herramientas, pinturas e hilos,

de detergentes, cocina y trabajo.



Sensibles por haber tocado a tanta gente,

ayudándolos a superar sus dolores y limitaciones.

Veo las lineas de mis manos, cada vez más numerosas

y me pregunto si me depara un gran futuro.


Veo mis piernas, con tantos moretones, marcas y cicatrices,

evidencia de la inquietud y osadía de la niñez y adolescencia.

El arriesgarse sin medir consecuencias.

Tantas veces que caí y siempre me levanté.

Veo mis pies, cansados de tanto caminar.

Y caminé mucho. Muchísimo.



Recuerdo las incontables calles de las numerosas ciudades por donde anduve,

las personas que conocí, encontré, reencontré

y a los que nunca más aparecieron.

Los lugares que conocí, los senderos conquistados,

las orillas de tantas playas, casas,

desierto, árboles, nubes, viento,

gente, letreros y semáforos,

perros, luna, estrellas, calor y frío.


Todas esas cosas que recuerdas cuando caminas por el mundo,

muchas veces sin un rumbo fijo,

con el sólo afán de vagar y observar.

Conocer más allá de lo que alcanzan a ver mis ojos,

la curiosidad de saber lo que hay detrás de cada esquina.


Recorrer las calles con amigos, seguida por algún perro callejero,

con mi cámara fotográfica intentando captar la belleza y la historia,

de dia, de noche, con calor, lluvia o nieve.

Caminaría por el mundo si pudiera y cómo me gustaría.


Y veo en mi cuerpo tantas huellas imborrables.

Quisiera haber dejado huellas también en todos los lugares en que estuve,

en todas las personas que conocí.

Así, estas huellas en mí cuerpo tendrían sentido e historia.

No son heridas de guerra.

Son medallas, ya que me las he ganado todas,

una a una,

porque he vivido.

IXIVMMX REFLEXION LO QUE HE APRENDIDO


Recuerdo cuando mi padre me enseñaba algunas lecciones de vida, sobretodo el respeto por todos los seres humanos. Me llevaba a recorrer lugares, poblaciones, a conocer gente que para él era inspiradora.
Así, aprendí en mi vida que todos los seres humanos somos iguales, que no hay nadie superior a otro, que tan sólo la vida nos llevaba a cada uno por diversos caminos y así adquiríamos conocimientos y habilidades diferentes.
También aprendí que todos merecemos oportunidades. Que en enquivocarse está el aprender.
Aprendí el respeto por los ancianos, los menos afortunados, los esforzados trabajadores, las mujeres luchadoras y lo más importante tus antepasados que forman parte de tu propia historia.
Creía con esperanza que la gente podía vivir en armonía, que la fé siempre es tu mejor aliado y que vinimos al mundo para ser felices. Eso aprendí cuando era una niña.
Aprendí también que el mundo tiene mucho más para ofrecer que lo que ven tus ojos. Hay secretos que sólidamente guardados y otros que jamás serán descubiertos. Existen culturas impresionantes tan lejos del camino que une tu hogar y tu trabajo.
Aprendí a amar a todos los seres. A ver lo mejor de cada persona. Aprendí que de todos puedes aprender algo, aunque sea un vago mendigando en una esquina. Todos tiene diferentes experiencias de vida y algo pueden enseñarte.
Aprendí que no existe el cielo o el infierno, que el bien y el mal luchan constantemente en nuestras mentes regidos por nuestras volubles escalas de valores, donde entre el negro y el blanco hay una infinita escala de grises y los límites son definidos según conveniencia.
Aprendí que hay buenas y malas personas. Que las malas personas siempre tienen algún rasgo de bondad y que las buenas personas pueden cometer errores. Que tienes que esforzarte por ver lo mejor de cada uno de ellos y valorar esas cualidades, que valen más que mil defectos.
Era muy pequeña, unos 5 o 6 años, cuando mi padre aún creía en las sabias lecciones que me enseñaba, antes que la vida lo golpeara tantas veces que, cansado del tiempo, atribulado por las duras pruebas del destino y agobiado por lo que no puede ser controlado al punto que la fe se desvanece hasta pender de un hilo, pareció olvidar lo que tantas veces me había mostrado. Hoy pienso que, quizás, debería recordarle lo que me enseñó hace ya tantos años, en estos momentos de confusión y dolor, ya que ese hilo invisible que nos une jamás podrá romperse, porque él lo prometió cuando sólo era una niña.

VIIIVMMX Desiderata



Este es un poema que mi padre me mostró en un pergamino cuando yo era muy pequeña y se me quedó grabado para siempre. A mi corta edad, me enseñó la forma de ver el mundo. Por eso quiero compartirlo.

Nunca supe su autor.

Quiero compartirlo porque es simple, sabio y cierto; y sus palabras me inspiraron en muchos momentos de mi vida.




DESIDERATA


Anda plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda la paz que se puede encontrar en el silencio.
En cuanto te sea posible, vive en buenos términos con todas las personas.
Enuncia claramente tu verdad.
Escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante; ellos también tienen su historia.
Evita las personas ruidosas y agresivas, pues son un fastidio para el alma.
Si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado; porque siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus logros así como de tus planes.
Mantén el interés en tu propia carrera, por humilde que sea; ella es un tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos.
Se cauto en tus negocios; pues el mundo está lleno de egoísmos, pero no te cierres a la virtud que hay en él; mucha gente se esfuerza por alcanzar nobles ideales; y en todas partes la vida está llena de heroísmo.
Se tú mismo. En especial, no finjas los afectos.
Tampoco seas cínico en el amor; porque medio de toda la aridez y desengaños, es perenne como la hierba.
Acata dócilmente el consejo de los años, abandonando con donaires las cosas de juventud.
Cultiva la fuerza del espíritu para que te proteja en la adversidad repentina. Pero no te angusties con fantasmas. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Junto con una sana disciplina, se benigno contigo mismo.Tú eres una criatura del Universo, no menos que los plantas y las estrellas; y tienes derecho a existir, y sea que te resulte claro o no, el Universo marcha como debiera. Por lo tanto, manténte en paz con Dios, cualquiera sea tu modo de concebirlo y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones, mantén la paz con tu alma en la bulliciosa confusión del planeta, que con todas sus farsas y sueños fallidos, sigue siendo hermoso.
Ten cuidado.
Esfuérzate por ser feliz.